miércoles, 2 de julio de 2008

Consigna: Realizar una crónica sobre una película del festival de cine independiente “BAFICI”.

Película vista: “HAMBURG LECTURES”
Título: Solo una mala elección...
Uno nunca encuentra la palabra indicada para comenzar un texto. Ni el momento indicado del hecho para comenzar a describirlo, pero heme aquí intentando comenzar esta crónica. Lo que relatare sucedió el día sábado 19 de abril. Un día, donde cierto humo hediondo, había invadido Buenos Aires. Decían que provenía de la quema de pastizales en el delta. Por mi parte, lo único que sabia, es que ese humo, hacia que un día agotador, se convirtiera en un día inagotable. A razón de este inconveniente ambiental, los subtes estaban paralizados. Por eso, junto a mi novio, decidimos utilizar nuestras piernas, para dirigirnos hacia nuestro objetivo. Este era aquel centro comercial, en donde aquella semana se habían estado proyectando películas de índole independiente.
La caminata, parecida a una maratón, se hizo demasiada molesta. El humo nos irritaba los ojos y entraba en nuestros pulmones irritándonos también nuestras vías de respiración.
Afortunadamente, en menos de 40 minutos habíamos llegado a nuestro objetivo. Allí, sin saber la trama de ninguna película, decidimos echarnos a la suerte y ver la que se proyectase en ese horario. Fue una decisión rápida. Al asegurarnos de nuestra entrada, nos dirigimos hacia la sala rápidamente (debido a que faltaban 2 minutos para q comenzara la función).
Esta estaba media llena, oscura y al final de las escaleras, se hallaban 2 hombres frente a una computadora. Sin perder mucho tiempo, a las 18 horas comenzó la película. Nosotros nos tomamos de las manos, e hicimos silencio, al igual que los demás. Segundos más tarde, dentro de la sala, solo se veía una oscura calle, en donde circulaba un auto. Repentinamente, la imagen desapareció y se comenzó a escuchar, en un volumen muy alto, la voz de un señor, más bien adulto, en un idioma diferente al nuestro. En pocos segundos la imagen complemento el sonido. Se observaba un fondo azul, liso, y un hombre sentado en un banquito de madera, con otros dos alrededor: uno, donde apoyaba las hojas que iba a leer, y otro donde apoyaba las hojas que ya había leído. Subtitulado en inglés y en español, la imagen verdaderamente transmitía aburrimiento y más que eso, transmitía tristeza.
Comencé a escucharlo y desde el comienzo no me interesó en absoluto. Su frase fue algo referido a Dios, como parecido a “¡Que Dios los bendiga!” o “¡Bienvenidos queridos hermanos!”.
Hace poco leí en un libro que Dios es el amigo invisible de los adultos. La frase suena algo chistosa, pero resume lo que hace un par de años pienso.
Fue por eso que no me intereso en el comienzo. Me encontraba en un pensamiento lineal: “la religión se inventó para manipular al pueblo” y ese hombre estaba intentando hacerlo conmigo. Sin moverme demasiado de ese pensamiento, preste atención al hombre de habla extraña. Creí que no me haría mal escucharlo, de hecho me serviría para conocer otras religiones, e incluso para practicar mi joven sentido critico, mediante el cual escucharía a este hombre solamente, como alguien que se comunica con otros, y que yo, solo cumpliría el papel de observadora...
Al pasar 40 minutos de la película, yo ya me estaba impacientando. El papel de observadora me estaba aburriendo un poco y el hombre no paraba de intercalar en cada frase “Dios los bendiga”, “Alabemos a Dios”, etcétera.
La película no avanzaba con respecto a la imagen. Lo único que se movía era la boca del hombre, y sus manos al tomar la hoja no leída y abandonar las ya leídas. En la sala, al pasar la primera hora, algunos espectadores huían de la molestia. Yo afirmé decidida: “¡Si en diez minutos la imagen no cambia, me paro y me voy!”. Aunque lo haya dicho, sabía que si lo hacia, me iba a quedar con la duda de si en algún momento, esa molesta imagen iba a cambiar. De todos modos, a la hora y cuarto de comenzada la “película”, más que molesta, histérica ansié irme. Mi novio insistió en quedarnos. Afirmaba que película resultaba interesante. Al instante lancé una carcajada nerviosa y refute: “¡¿Interesante?!”. Él respondió “¡Si!”, y luego me chisto para que no hable más. Preste atención, una vez más, al hombre de habla extraña y pensé, que tal vez su lectura, realmente habría de ser interesante, y yo, no lo había notado...
En ese momento escuche, más bien leí, lo único interesante de esas insoportables dos horas, decía algo así: “(...)si un musulmán le roba a un europeo o a un estadounidense- los cuales caracterizaba de no-creyentes– no es un pecado, puesto que ellos lo hicieron primero(...) ellos no serian nada sin nosotros(...)”
Luego continuó haciendo una critica a la democracia, “la organización de los no-creyentes” puesto que no se basaba en las reglas descriptas por el Corán (libro religioso árabe). A propósito, esta frase no me pareció interesante, pero fue el indicio para que yo continuara molesta y con ganas de irme. Es que yo, había ido con la idea de que me cuenten una historia mediante imágenes, no mediante palabras, para tal caso, podría haberlas leído. Luego reflexioné que quizás, el texto tenía tal importancia que los autores decidieron convertirlo en película. Aun así, a mi no me convencía. Continuaba molesta, me dolía la cabeza y me ardían los ojos. Al fregármelos se me metió una pestaña en el ojo. Anuncie a mi novio que iría al baño para sacarla.
Pasear por aquel largo pasillo me tranquilizó un poco. Cuando llegué al baño, la pestaña ya se estaba saliendo. De paso, me peine y lavé mis manos. Al salir, caminé rápido por el largo pasillo y cuando llegué a la sala mi novio estaba en la puerta con la mochila. ¡La película había terminado!. A él no se lo veía con cara de mucho entusiasmo. Comentome que el “viejo” terminó de leer, se paró y se fue. Luego pasaron unas líneas donde aclaraban, que ese texto, había sido el monólogo de un profeta llamado Fazazi, en una mezquita de Hamburgo. Este profeta, entre otros, fue condenado a 30 años de prisión por los ataques “terroristas” a Estados Unidos.

Ahora yo me pregunto: ¡¿Era necesario poner a un hombre durante 2 horas leyendo miles de hojas para transmitir este mensaje?! ...



A esta pregunta, el hombre de habla extraña contestaría:”Dios lo sabe todo”...

Por mi parte, la próxima vez, trataré de averiguar un poco más del tema, para no pasar otro inaguantable momento, como el del sábado.


(ಯ್ನೋ ಮೇ ಕಾನ್ಸಿದೆರೋ "ಬೋಳುದ" ಕಾಮೋ ದಿಜೋ ಉಂ compañಏರೋ, ಪೂರ ಕಾಂತರ್ ಲೋ ಸುಸೆದಿದೋ ಏನ್ ಮಿ ಎಕ್ಷ್ಪೆರಿಎನ್ಕಿಅ)

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